19 abril 2006

VENANCIO ANTONIO MORIN


Biografia cortesia de Eduardo Morin Brea edumorin@cantv.net

De la unión de Crispulo Morín y Narcisa Landaeta nace entre otros Venancio Antonio, en el citado pueblo de Lezama el 1º de Abril de 1843, quien sería mas adelante “El General Morín”, Prócer de la Federación, también llamado por allá “El tuerto Morín “, no siéndolo en realidad, pues solo tenía un ojo virengo, que él sabía guiñar de un modo malicioso, lo cual no tenía nada de particular, porque los Españoles llamaron al Rey José Bonaparte “El tuerto Pepe botella” sin que el hermano de Napoleón I fuera tuerto ni bebiera aguardiente. Fue bautizado en la Santa Iglesia Parroquial de San Francisco Javier de Lazama con el Nombre de Venancio Antonio del Carmen el 13 de abril de ese mismo año por el Pbro. Br. Dn. Francisco Liborio Chazín.
Primeros Años del General Morin
Los pasó en el dicho Lezama al lado de sus padres y aprendiendo los primeros rudimentos en la escuela del señor Benito Castrillo, hombre de vastos conocimientos, sumamente modesto y altamente honrado, cualidades que se las trasmitió a muchos que hoy son hombres de bien en aquellos pueblos. Más luego, separado Castrillo del magisterio, entró en la escuela del señor Brígido Ochoa, de grata memoria, que no solo fue el maestro que instruyera a otros ciudadanos, entre ellos a Manuel Landaeta Rosales, sino que estableció escuela de música de donde salieron tantos afamados filarmónicos que hicieron ruido en el oriente del Guárico; y por último volvió al plantel del señor Castrillo; que había vuelto a abrirlo y a otro de música que fundara el señor Dionisio Zuríta, que vino a acabar de extender los conocimientos musicales en aquellos pueblos.
De 1857 a 1859
Formado ya Morín en los primeros rudimentos y descollando en la música, principió a ser útil a su pueblo ya como ciudadano, ya como principiante de hombre público, en la Iglesia y oficinas de aquella localidad y a difundir los conocimientos músicos que había adquirido, ejecutando magistralmente el violín, el cual había aprendido con el señor Zurita, quien dirigía un conjunto filarmónico, haciéndose centro por la ausencia de los directores filarmónicos; muerto Zurita Morín asumió la dirección del conjunto; también cantaba en las misas acompañándose con el violín, pues entonces no existían órganos en la región de Orituco, todo con aquella actividad que le ha distinguido siempre, hasta que envuelto el país en aquella guerra que se llamó de los cinco años, tuviera Morín que variar de régimen de vida.
De 1863 a 1868
Muerto el padre de Venancio, éste queda hecho cargo de su madre y pequeños hermanos, pero a los pocos días tiene el placer de ver triunfante la gran Causa Federal a que su padre y él habían pertenecido, y por supuesto Morín tiene entrada en aquella situación, que representó el Mariscal Falcón, sirviendo el dicho Morín varios destinos en su localidad, ya políticos ya municipales ya en las elecciones practicadas en 1863 y 1864. En este último año; su arrojo y audacia le llevaron en resguardo del orden público, hasta hacer preso al General Desiderio Escobar, jefe revolucionario que atravesaba los pueblos de Orituco para derrocar el gobierno del Guárico, que presidía el General Zoilo Medrano, hecho éste que levantó a Morín entre sus compañeros de causa. Durante este largo período de 1863 a 1868, Morín estuvo siempre al lado de todos los jefes federales que gobernaron a Orituco, tales como los Generales Aniceto Rengifo y el entonces Coronel Natividad Solórzano que ocuparon con las tropas federales el pueblo de Lezama; los Generales José de Jesús Martínez, Jesús María Aristiguieta, Jose María Aurrecoechea y Delfín Armas, jefes militares en el Guárico: con los Generales Braulio Chaves, Severo y Tomás José Guillén, Genaro y Francisco Espejo y otros más que gobernaron en Orituco y el general Juan Antonio Machado a quien acompañó en servicio en defensa del Mariscal Falcón a principio del año de 1868, época en que estuvieron en Orituco aquel General y el General León Colina.
De 1868 y 1869
Triunfante la Revolución Azul, Morín se retiró a la vida privada, aunque atento siempre a servir a sus convecinos en cuanto le era dable, dada su caballerosidad y actividad, gozando de las garantías de los vencedores, que le prodigaban atenciones por su buena conducta anterior con ellos. En 1869, el honrado comerciante de Caracas señor Casimiro Hernández, sin conocer a Morín le abre crédito en su casa y se entrega a las faenas del comercio, profesión que jamás ha abandonado y que le ha servido de base para otros negocios pecuarios y agrícolas.
De 1870 a 1872
El 1º. De agosto de 1869, el General Joaquín Crespo, da el primer grito en “Los Robles” a favor de la causa llamada de la Regeneración y después de varios combates en el occidente del Guárico se dirige a los valles de Orituco a levantar aquellos pueblos, que estaban guarnecidos por jefes valientes y expertos del régimen Azul.
El 25 de Febrero de 1870 le choca al pueblo de Lezama, posición inexpugnable que defendían los valientes Generales Vicente Galías, Pilar Hurtado, Santiago Suárez, Norberto Vargas, Luis Alemán y José Rafael Sinosa y Coroneles Brígido Quintero, Aureliano Lovera, Ángel María García Fuentes, Vicente Tabasca, Máximo Fernández, Guillermo Landaeta y Bartolomé Pantoja, combate tremendo en que Crespo después de agotar sus pertrechos, tuvo que retirarse dejando el campo cubierto de cadáveres; y en este combate se halló el General Morín como ayudante del General Natividad Solórzano, que llegó a penetrar hasta la plaza, como jefe de una de las columnas de la División Crespo. Luego siguió militando Morín en aquellos pueblos, ya de guarnición, ya en campaña, hallándose con el mismo Solórzano, en el sangriento Combate de “El Calicanto”, funesto para las armas Azules.
El 19 de noviembre de 1870, Morín contrajo matrimonio en Lezama con su prima la señorita Andrea Fuentes Ramirez, hija del apreciable y honrado señor José Fuentes y Agapita Ramirez Marquez, formando una familia con lucidez, sin desatender por esto a su madre y hermanos que habían quedado a su cuidado. De esta unión nacen: Luis Ramón, Pablo Antonio, Críspulo, Jesús Antonio, Isidro Venancio, Sofía, Catalina y José Calixto. De ellos Sólo se casaron Luis Ramón con Margarita Loreto, tuvieron 12 hijos y José calixto con Domitila Infante Hernández con la que tuvo 9 hijos.
Terminada la guerra con las batallas de Apure y de Arauca y el fusilamiento de Salazar en Tinaquillo la paz se impuso, entrando los pueblos en el ejercicio de sus derechos, tomando parte Morín en las elecciones del Guárico en 1872 de donde surgió el General Crespo Presidente de aquella entidad política.
Servicios de 1873 a 1877
En 1873 ejerció empleos municipales, de milicias y de fomento, en el Municipio Lezama: en el censo y estadística de la misma parroquia. En 1874, en las milicias y fomento de aquella localidad en las ruidosas elecciones para Presidente del Estado Guárico en pro de la candidatura del General Antonio Bravo, en competencia con la del General Manuel Borrego, que quedó vencido. De estas elecciones resulto Morín diputado suplente a la cámara legislativa del Guárico, puesto que ocupó por haber marchado a la campaña el principal General José César Briceño. En 1875 recibió el despacho de General de División y continuó prestando sus servicios en Lezama, entre ellos mandando sus milicias con que asistió con varios cuerpos a la gran parada de aquellas que tuvo lugar el 5 de Julio de 1875 en Altagracia, comandada por los Generales Natividad Solórzano y Manuel González Gil, en la gran fiesta nacional que celebrara el General Lorenzo Díaz, Prefecto del Departamento Cedeño. En 1876 continuó prestando sus servicios en la milicia, en el fomento y en lo político. En 1877 sirvió en Lezama ya en lo civil, ya en comisiones, ya atendiendo en los movimientos militares en defensa del gobierno legítimo que presidiera el General Ramón Álvarez, en aquel año en que Alcántara se impuso, colocando de Presidente del Estado al General Juan Antonio Machado después del combate de La Agustina el 25 de agosto de aquel año. Comandado por el Benemérito General Rufino Rengifo, el mas antiguo y constante amigo del General Crespo, contra el General Jesús Zamora, jefe de los disidentes, hasta que se lanzó del país al General Joaquín Crespo, quedando los amigos de éste perseguidos, vejados y encarcelados.
La Revolución Reivindicadora de 1879
En noviembre de 1878 los Generales Natividad Solórzano y Manuel María Mendible desembarcan en las costas de Barlovento, enviados desde Trinidad por el General Joaquín Crespo para proclamar la Reivindicación Nacional; pero habiendo sido disuelto el grupo con que pisaron las playas patrias, Solórzano se refugia en los bosques del Orituco, hasta el 3 de Enero de 1879 que ocupa a Altagracia de Orituco, levantando un ejercito con que pasea victorioso el oriente del Guárico destruyendo en La Peñita el núcleo de fuerzas enemigas que mandaba el General José César Briceño, en cuyo hecho de armas se halló Morín al lado del General Solórzano. Más luego, en el mismo año tomó cartas en las elecciones y desempeñó otros empleos públicos de aquella localidad.
Servicios en 1880 y 1881
A principios de 1880, cuando el motín militar de Revollo en Ciudad Bolívar, Morín fue uno de los jefes que en Orituco levantara un número suficiente de tropas como Jefe Civil de Lezama, para resguardar el orden público. A mediados de aquel año fue electo Diputado a la cámara Legislativa del Guárico. En diciembre de 1880, cuando el levantamiento del General Solórzano, el que suscribe prefecto entonces del Departamento Cedeño, le había ratificado a Morín el nombramiento de Jefe Civil de Lezama, en cuyo puesto apoyó decididamente las operaciones del Gobierno hasta la dispersión de las fuerzas de aquél faccioso a la llegada del General Crespo, Delegado Militar del Centro. A principios de 1881 continuó en Lezama sus servicios en lo político, el fomento y en el censo de aquél año; y por último, apoyó por cuantos medios estaban a su alcance la expedición del citado General Crespo, a la segunda campaña que hiciera contra el faccioso Solórzano, que murió en la persecución.
De 1882 y 1883
Encargado el General Joaquín Crespo de la Presidencia del Estado Guzmán Blanco, fue nombrado Morín miembro de la Corte Suprema de aquel estado, puesto que no desempeñó por sus ocupaciones agrícolas y pecuarias en Orituco; pero a poco, como segundo jefe de las milicias de aquel Distrito de que era Comandante en Jefe el General Luis Manuitt, marchó con una respetable División en apoyo del Ejercito del General Crespo, Presidente del estado en campaña contra los revolucionarios de los Valles del Tuy, comandados por los Generales Rafael Carabaño, Leoncio Quintana, Fernando Pacheco, Antonio Portero Moronta y otros que fueron dispersos y prisioneros.
En 1883 Morín prestó sus servicios para las grandes fiestas del Centenario de Bolívar y para la Exposición Nacional de aquel año; y por último su contingente para sostener el orden público cuando el General Juan Antonio Machado levantara en el oriente del Guárico el estandarte de la insurrección.
El General Morin de 1884 a 1886
Este período lo pasó el general Morín en sus quehaceres pecuarios y agrícolas, pero atento a la cosa pública como adicto a la situación que presidía el General Crespo, de quien fue fiel amigo, SIN INTERRUPCION ALGUNA desde 1864. Sin embargo, cuando la Revolución de Oriente, comandada por el General Venancio Pulgar, Morín ayudó a conservar el orden público en Orituco, siendo electo entonces Concejal del Distrito referido.
De 1887 a 1891
En 1887 y principios de 1888 fue gran colaborador en los trabajos populares para la prestigiosa candidatura del General Crespo, por la que fue reducido a prisión y conducido a La Rotunda hasta la terminación de la Revolución en 1888. En los años 89, 90 y 91, estuvo retirado de la política en sus trabajos particulares, sin que por esto dejara de coadyuvar patrióticamente a la exposición de París, en 1889 y en el censo último de 1891.
El General Morin en La Revolución Legalista
El General Joaquín Crespo lanza su célebre protesta de <<>> el 20 de febrero de 1892 contra la usurpación de Andueza Palacio.
Consumada ésta, el General Crespo se lanza a la guerra a reivindicar los derechos ciudadanos; y entre los primeros que lo secundan son los orituqueños, que levantan una respetable División en la cual figura Morín como uno de los jefes del movimiento en aquellos valles, División que al mando de los Generales Tomás A, Carvallo, el mismo Morín, Antonio María Ramírez, Adolfo Chataing, Lorenzo Velázquez Guzmán, Pedro Paredes, Santiago Sierra, Juan de la Rosa Velázquez, Domingo Herrera, Leonardo Vargas, el Doctor Pérez Bustamante, Eduardo Machado y otros valientes más, van el 16 de Abril, día siguiente del combate de <<>> a estrellarse en la plaza de Chaguaramas, que momentos antes del asalto había sido reforzada por los enemigos, sin que los legalistas tuvieran noticias de ello.
Vuelto a Orituco los restos de aquel núcleo de ciudadanos que batallaban sin armas ni elementos de guerra para repeler la usurpación, Morín con un grupo de las tropas que mandaba se interna en los bosques donde para un pie de fuerzas que unidas a las otras de Orituco, vienen a Ocumare del Tuy con los Generales Wenceslao Casado y Leoncio Quintana, que vencen las fuerzas al mando del Coronel Antonio Orihuela el 9 de junio de 1892, el mismo día en que los Generales Crespo y Guerra dieron las acciones de Ciudad de Cura y Sabana de los Colorados, en aquella misma población, acciones que los pusieron en capacidad de venir hasta las puertas de Caracas y que obligó a irse a Andueza Palacio.
Urgida la retirada de <<>>, por haberse agotado los pertrechos del ejercito de Crespo, con la batalla de Boquerón y de Cortada de <<>>, que tuvo lugar el 30 de Junio citado, y por lo horroroso del invierno, de que no se tienen noticias en las crónicas de Venezuela, Morín con los restos de sus tropas volvió a Orituco y a poco, en combinación con el General Leonardo Vargas y otros Orituqueños leales y constantes, tales como los Generales Fernando Piñango, Doctor Luis María Sierra, Salvador Sierra, Julio Hernández, concurren al memorable campo de La Puerta, donde el General Crespo, General en Jefe del ejercito Legalista, formó el plan de batalla decisivo contra los usurpadores.
Aquella división de Morín y Vargas, constante 500 y pico de hombres concurrió luego al tremendo combate de Villa de Cura el 9 de agosto siguiente; el 17 a la toma de Valencia y del 22 al 24 al asalto y expugnación de Puerto Cabello, acciones en que fueron vencedoras las armas Legalistas, acaudilladas por el General Crespo, no habiéndose hallado Morín en la batalla final de Boquerón y Puertas Amorochas el 4 de octubre de 1892, que dio por resultado el triunfo definitivo de la causa Legalista, por haber quedado enfermo en la ciudad de Guacara.
Después del triunfo de La Revolución Legalista
Ocupada la capital de la República por el General Crespo, que asumió el Poder Ejecutivo Nacional, nombró Jefes Civiles y Militares de los Estados, siéndolo de Miranda el General Elías Rodríguez, quién nombró a Morín Jefe Civil y Militar del importante Distrito Monagas (Orituco), nombramiento que recibido con alborozo por la ciudadanía, correspondiendo Morín a la confianza en él depositada, armonizando los círculos locales, recogiendo las armas diseminadas, garantizando los derechos ciudadanos, fomentando la instrucción y las obras públicas; y administrando, en fin, con honradez la cosa pública y captándose las simpatías de sus gobernados.
Efectuadas la elecciones para Diputados a la Asamblea Constituyente en mayo de 1893, Morín fue electo Diputado por el Estado Miranda, puesto que ocupó dignamente, firmando la Constitución. Organizado provisionalmente el país por la citada Asamblea, Morín fue nombrado Jefe Civil del mencionado Distrito, donde volvió lleno de entusiasmo a continuar la obra emprendida, colaborando en la de su amigo el General Joaquín Crespo, con quien compartió desde 1864 la gloria de sus triunfos y reveses.
Practicadas la elecciones para el cuatrienio constitucional de 1894 a 1898, el General Morín fue electo Diputado al Congreso por el estado Miranda y Jefe Civil del Distrito Monagas de aquella gran entidad federal.
El empeño de Jefe Civil lo ejerció a satisfacción del Gobierno del Estado, sin odios de sus gobernados y con el aplauso de todos, conservando la paz pública en el territorio que se le encomendó, debiéndose a su celo y actividad el haberse capturado a los Generales Yaguaracuto, Grafe y otros, que en 1895 pretendieron turbar la paz en el Guárico y Barcelona.
Finalmente, el General Morín asistió a los Congresos constitucionales siguientes:
Al de 1894
Al Extraordinario de 1894
Al de 1895
Al de 1896
Al de 1897
Desde 1898 hasta 1919
El aprecio que tenía el General Crespo por Morín, se ve por el telegrama que copiamos entre los documentos al final, en que al marchar a la campaña donde perdiera la vida en el campo de batalla, le llamaba para que le acompañara, y Morín no fue a su llamado, porque intrigas de la localidad impidieron su marcha y a poco rindió la vida en la Carmelera su amigo y Jefe; retirándose a la vida privada a atender a sus quehaceres, ayudando siempre a sus convecinos en lo que ha podido para el progreso de los pueblos.
Finalmente desde 1908 fines de diciembre, Morín ha sido fiel adicto del Sr. General Juan Vicente Gómez, tanto en la Presidencia de la República como en la Comandancia en Jefe del Ejército y este Jefe le ha distinguido con su cariño repetidas veces.
El General Venancio Antonio Morín, muere en Altagracia de Orituco el 28 de septiembre de 1919, seis meses después de la muerte de Doña Andrea acaecido el 13 de marzo.
Manuel Landaeta Rosales en su escrito sobre el General Morín señala lo siguiente:
"Desde 1857 conozco al General Morín ; desde 1872 hasta 1898 servimos en una misma causa y con un mismo Jefe, el General Crespo. Lo que aquí expongo lo han presenciado todos los Orituqueños, el Guárico y la República entera, y nadie podrá contradecirme hechos palpables que relato como una muestra de Amistad y de Justicia hacia el hombre que veló por los intereses morales y materiales de los pueblos donde me crié y formé. Caracas, 27 de Mayo de 1916.

06 abril 2006

Juan Calzadilla


Nació en Altagracia de Orituco, en 1931. Hizo estudios de letras y filosofía en el Instituto Pedagógico y en la Universidad Central de Venezuela. Se inició en el periodismo y la crítica de arte en 1955. En 1959 entró a trabajar en el Museo de Bellas Artes como guía y como director de la revista Visual. En 1963 recogió en libro sus primeros ensayos sobre pintores venezolanos, a lo que siguió su compilación El arte en Venezuela, publicada por el Círculo Musical de Caracas. De 1968 a 1972 vivió en Maracaibo y Mérida consagrado a la actividad política y a la promoción cultural. En 1973 fue llamado para ocuparse de la primera edición del Diccionario de artes plásticas en Venezuela, publicado por el INCIBA. En 1974 fue nombrado director del Museo Emilio Boggio, del Concejo Municipal del DF, y en 1976, al crearse la Galería de Arte Nacional, se desempeñó como subdirector y asistente de la dirección, hasta 1979. Fue coordinador y luego director de la revista Imagen, de 1984 a 1991. Ha sido jurado en varios concursos de plástica nacionales e internacionales y en 1965 fue comisario del envío venezolano a la Bienal de Sâo Paulo. Ha publicado extensa bibliografía tanto en materia literaria como en artes plásticas. Exposiciones individuales más importantes: Galería Ulises, 1963; Galería Círculo El Pez Dorado, 1965; MBA, 1971 y 1993; Galería del Centro Venezolano-Argentino, 1974; Galería Viva México, 1976; MACC, Extensión Oeste, 1983; Galería Génesis, 1989. Recompensa: Premio Francisco Lazo Martí de Poesía, CONAC, 1994.

MADRE CANDELARIA DE SAN JOSÉ CASTILLO (1863–1940)


Susana Paz Castillo Ramírez nació en Altagracia de Orituco, Estado Guárico, Diócesis de Calabozo en Venezuela. De noble familia, sus antepasados procedían de los Bolívar en Caracas; su abuela paterna era prima hermana de Simón Bolívar El Libertador. Ya de pequeña dio muestras de su ilustre prosapia por su porte elegante, su generoso corazón y su inclinación natural a prestar desinteresadamente ayuda a cuantos la necesitaban. «Era Susana de color trigueño, de mediana estatura, más bien bajita. Tenía ojos negros, muy vivos, manos delgadas, pelo negro aun siendo anciana… Dotada de un temperamento equilibrado y un carácter rico, acusa una bien definida personalidad, en donde se dan la mano las dotes naturales… y la acción de la gracia». Así nos la presenta su biógrafo el P. Casadevall.
Pero será el propio destino el que le marcará la ruta: cuando Susana contaba tan sólo 7 años muere el padre, D. Francisco de Paula; también pierde a la madre a los 24 años, quedando prácticamente de ama de casa con dos de sus hermanos, Francisco y Carmela, amén de dos primos huérfanos de los que se hace cargo y un sin fin de ahijados. Colabora en el apostolado parroquial y muy comprometidamente. Ocasión especial se le ofrecerá cuando en 1901 estalla la denominada Revolución Libertadora, siendo de Altagracia establecimiento de un Cuartel General; las calles y plazas de la ciudad quedaron sembradas de incontables heridos y muertos al retirarse el enemigo. La joven Susana manifestó en aquella ocasión una actitud heroica y Dios le hizo ver cuál había de ser el signo de su compromiso cristiano con la Iglesia venezolana.
Como consecuencia de aquel desastre murió también el buen párroco D. Alberto Gutiérrez; un providencial sacerdote le sucede en el turno quien le hará encaminar los pasos de la joven Susana hacia la plenitud de su existencia vocacionada. Se llamaba D. Sixto Sosa, futuro obispo. La tarea más urgente de la ciudad era poner en marcha un hospital y cuanto antes; al proponerle a Susana si se presta a colaborar, ella da como respuesta un decidido «Aquí_estoy». Junto a ella otras tres señoritas salen a la palestra: Mercedes Malaver, Natividad y Marcelina Pérez Medina. El P. Sosa no quiere que aquella obra benéfica pierda su matiz religioso y traza unas normas o

Manuel Simón Ríos



Manuel Simón Ríos nace en Altagracia de Orituco, Estado Guárico en 1898.
Ingresa a la Escuela de Aviación Militar (Curso de Pilotaje), el 27 de Enero de 1921. Procede del Ejército y tiene el grado de Sub-Teniente.
Realiza el primer vuelo solo, sobre la pista de Campo de Aviación de Maracay, el día 14 de Abril de 1921, y es el primer venezolano que realiza esta hazaña, surcando en un frágil Caudron G.3 los cielos de la Patria.
Obtiene su Diploma de Piloto Aviador el día 20 de Septiembre de 1921, efectuando el vuelo Maracay-Villa de Cura-Maracay, en el cual participan también Francisco Leonardi, Julio Fortuol y Miguel Rodríguez, quienes obtienen de este modo sus respectivos Diplomas. Asciende a Teniente en el mes de Marzo de 1924.
Mediante Resolución de fecha 28 de Octubre de 1924, es designado en comisión con un grupo de civiles y militares, para viajar a Perú con motivo de la celebración del Centenario de la Batalla de Ayacucho. Con esta oportunidad se le otorga la condecoración “Orden del Sol de Perú”, y es incorporado con el grado que tenia (Teniente) al Ejército de esa Nación. Interviene, además, en la parada aérea y militar que se realiza en la ciudad de Lima, piloteando un avión peruano.
El 21 de Abril de 1925, por Resolución No. 126 del Ministerio de Guerra y Marina, queda incorporado, junto con Miguel Rodríguez, Francisco Leonardi, Vicente Landaeta y otros al Cuerpo de Pilotos de la Escuela de Aviación Militar.
En el año 1928, integra un Escuadrilla de Aviones Caudron C.60, en la que van también Robert Guerin, instructor francés y los Pilotos Venezolanos Francisco Leonardi y Vicente Landaeta, efectúan raid de navegación aérea al interior de la República, cubriendo la ruta Maracay-Calabozo-San Fernando de Apure-Barinas-Barquisimeto-San Carlos-Maracay. Este vuelo memorable que muestra por primera vez a las alas de la aviación militar en una gran parte del territorio de la República, se inicia el día 30 de Abril y termina con todo éxito el día 25 de Mayo del mismo año.
Es ascendido a Capitán el 21 de Junio de 1928, en mérito a los servicios prestados a la Aviación Militar y por el triunfo obtenido en el vuelo de circunvalación al territorio de Venezuela.
El 12 de Agosto de 1928, cumple una misión de combate, formando parte de una Escuadrilla de Aviones Breguet 19 equipados con ametralladoras y bombas, que se dirige a Cumaná a hostigar a los rebeldes que habían desembarcado del vapor Falke.
Continúa formando parte integrante del Cuerpo de Pilotos de la Escuela de Aviación Militar, hasta el día 24 de Abril de 1931, fecha en la que muere trágicamente, después de varias horas de agonía, en la Laguna de Valencia, en un avión Farman 190.
El Capitán Manuel Ríos fue el primer piloto militar en recibir la condecoración “Orden al Libertador”. Otras condecoraciones: “Orden del Sol de Perú” y Cruz de la Fuerza Aérea Venezolana.

Juan Sanchez Pelaez


“Prueba la taza sin sopa / ya no hay sopa / solloza hermano / prueba el traje / bien hecho a tu medida / te cuelga / te sobra por la solapa / nos falta sopa”. Este poema de Juan Sánchez Peláez llamado Preámbulo ha sido catalogado como un ejercicio de definición del carácter nacional, que pone su acento en un concepto clave: el carácter incompleto del ser humano. Así vivió también “el poeta mayor” su poesía. Algunos críticos sospechan que el primer poema que empezó a escribir hace 60 ó 70 años no había dejado de escribirlo, y sobre todo de actualizarlo.
“Juan vivía en el asombro de su obra y nunca dio por concluido un poema”, dijo recientemente Julio Ortega, crítico literario peruano, a raíz de la muerte del gran poeta, luego de tres largos meses de padecer un cáncer pulmonar. Para otros, sin embargo, la obra de Sánchez Peláez fue el cierre circular y perfecto de su existencia.
Dedicó su vida entera a la poesía, entendida no sólo como escritura sino como una manera de habitar el mundo. Cerró sus ojos de búho -calificación que le dio Vicente Gerbasi- sin ver publicada su Poesía completa , edición en curso en la editorial Lumen de Barcelona, España. Con su muerte, a los 81 años, se silenció su palabra plena de sabiduría y de profunda intuición. Desterrado de su cuerpo, comenzó su paseo interminable.
Venezolano, nacido en Altagracia de Orituco, estado Guárico, en 1922, Sánchez Peláez estudió primaria y secundaria en Caracas. Fue docente en Maturín, Maracaibo y el estado Sucre. Se desempeñó como agregado cultural de Venezuela en Colombia, vivió también en Chile y Francia, estadías que le permitieron madurar su formación literaria.
En Chile se relacionó con los poetas del grupo “Mandrágora”. Fue agregado cultural de la Embajada de Venezuela en Colombia y vivió en París durante un largo tiempo. Colaboró en publicaciones periódicas nacionales e internacionales, entre las que destacan: Papel Literario de El Nacional, Zona Franca, Eco (Colombia), Poesía (Valencia), Señal (París), Tabla Redonda.
El Diccionario de las Letras de América Latina descubre que el rasgo más notorio y personal de la obra poética de Juan Sánchez Peláez es la tensión entre misticismo y erotismo. El elemento erótico no sólo se expresa a través del lenguaje, seco y ardiente, “que parece como el delirio místico de un habitante del desierto. Se trata de un lenguaje erótico que paradójicamente, no implica una cercanía carnal al objeto del amor, sino más bien su alejamiento”.
Para Juan Liscano, Sánchez Peláez fue el primer poeta venezolano que introdujo en nuestra lírica “la conciencia de la clandestinidad del hombre en el mundo y su certidumbre angustiosa de haber sido arrojado al tiempo, como un extranjero, sin su consentimiento. Acepta en suma el mundo aunque no lo comprende. Y su lenguaje flexible, capaz de expresar matices de una sensibilidad visionaria y profundamente artística, constituyó una renovación”.
Para que no se vaya el poeta quedan sus obras: Elena y los elementos (Caracas, 1951), Animal de Costumbre (Suma, 1959), Filiación Oscura (Arte, 1966), Un día sea (Monte Avila, 1969), Rasgos Comunes (Monte Avila, 1975), Por cuál causa o nostalgia (Fundarte, 1981), Poesía (Monte Avila, 1984), Aire sobre el aire (Tierra de Gracia, 1989).
Con su primer libro Elena y los elementos abrió nuevas posibilidades para la poesía venezolana. Este título le valdría el Doctorado Honoris Causa de la Universidad de Los Andes (ULA) en el 2002 y fue reeditado por Monte Avila con motivo de este hecho. Por la obra Rasgos Comunes se le otorgó el Premio Nacional de Literatura 1976. Hace más de siete años, la misma editorial presentó una recopilación de artículos, notas, estudios y ensayos sobre el poeta mayor: Juan Sánchez Peláez ante la crítica .
Liscano señaló acerca de Elena y los elementos que “constituye una tentativa poética responsable y fervorosa que encuentra materia en la experiencia personal, la intensidad creadora del sueño y la liberación de inconsciente”.
En la revista literaria Tinta China , Ana Nuño se refirió a la fortuna-desgracia que tuvo Juan Sánchez Peláez de nacer en Venezuela y de que en este país se haya publicado su obra. “De haber nacido y publicado su obra en México, Argentina, Chile, Colombia o Perú, estaría hoy cubierto de premios internacionales de poesía, y al menos tres libros suyos -tres libros extraordinarios, en esta y cualquier otra latitud: Animal de costumbre, Rasgos comunes y Aire sobre el aire- habrían sido editados también en otros tantos países latinoamericanos y aun en nuestra amnésica madre patria”.
Sin embargo, Nuño plantea que una de las virtudes de su obra nace precisamente de esa fortuna-desgracia. Si su obra hubiera surgido en otra latitud “no sería quien hoy es, no habría sido quien ha sido y, sobre todo, no habría escrito lo que ha escrito”.
Guillermo Sucre, poeta y crítico literario, señala de Rafael Cadenas y Sánchez Peláez que “no hay poetas más disímiles”. Pero, a su juicio, los une un hecho peculiar: “Tienden inicialmente a la exuberancia y aun al desencadenamiento verbal; luego, no sólo se despojan de cualquier exceso, sino que ese despojamiento supone una confrontación con el lenguaje como tal”.
Mientras Sucre consideró su poesía opuesta a la de Cadenas, Eugenio Montejo lo unió a José Antonio Ramos Sucre. “De él heredará el trazo enfático y suntuoso de la palabra, así como una vigilancia tenaz que cuida de la tensión de su poesía. Claro está, es otra la expresión de su sensibilidad, otro el universo que alimenta las formas de su imaginación”.
Para Montejo, Sánchez Peláez asume desde sus primeros poemas la llave de la poesía surrealista, con un tono tan natural que revela en él, antes que una circunstancia mimética, una identificación espontánea. “Pero será la iluminación del amor, ese plano cósmico, el que tal vez persista como el atributo surrealista más definitivo del poeta de Altagracia. Es allí donde su verbo alcanza sus mejores fulgores. Mucho más que en otras culturas, entre nosotros, donde vive una tradición amorosa devota de formas caballerescas, la adopción de una actitud semejante del amor reviste una violencia inusitada”.
De Sánchez Peláez destaca su humor fluido, sin estridencias. También su hermetismo unido a su actividad poética incansable. Como dijo Lorenzo García Vega: “Con o sin amigos, con o sin tragos, con o sin palabras, de noche o de día, Juan escribe todo el rato porque escucha, ve y calla todo el rato”. El poeta mayor labró una obra breve pero intensa, que deja una huella profunda no sólo en la poesía venezolana sino en toda la lengua española.Falleció en el año 2003.